Desde tiempos antiguos, el agua ha sido terapéutica, limpiando y relajando. Su temperatura, presión y minerales ofrecen remedios simples. El agua caliente potencia el sistema inmunológico, eliminando toxinas.

Somos lo que comemos, por lo que debemos elegir bien cada uno de nuestros alimentos y lo más natural posible. La nutrición también se recibe a través de todos nuestros sentidos, nos alimentamos con lo que vemos, escuchamos, vemos y tocamos.

Al igual que un péndulo, el cuerpo y la mente necesitan oscilar entre la actividad y el descanso profundo, para lograr la máxima vitalidad durante el día y la regeneración por la noche. Es la única forma de recuperarse del estrés diario.

La actividad física se basa en la respiración y el ritmo cardíaco, esencial para renovarnos física y mentalmente. Al sintonizar con nuestros ritmos naturales, creamos equilibrio y vitalidad.

La naturaleza sigue un conjunto de leyes que guían cómo crece y se desarrolla. También estamos sujetos a esas leyes naturales. Observar la naturaleza nos ayuda a conocer nuestra naturaleza interior.

Calmar la mente y reducir nuestra actividad mental nos llevará constantemente a una conciencia plena y superior para conectarnos con nosotros mismos y nuestro potencial como creadores en la vida.

La conexión con otros y el propósito compartido son fundamentales para la salud y la solidaridad humana. Los seres humanos prosperan en comunidad al conectar con otros para crecer.

Cuando nos sentimos saludables y conectados, podemos vivir con alegría y expresarnos libremente. La inspiración fluye en ausencia de estrés. La creatividad es la capacidad de expresar a través de imágenes y conceptos lo que sentimos y percibimos, sin juzgar ni criticar.